Dimas
Arrieta Espinoza
A propósito de la publicación CHIRAPA WIPI (Arco iris de lágrimas),
Edición Universidad Nacional Federico
Villarreal 2012, de José Antonio Sulca Effio, Premio Nacional de Literatura
Poesía Quechua 2011, que aparece en una impecable Edición Bilingüe. Es
necesario resaltar la contribución que enaltece a esta institución
académica.
En
toda el área de los países andinos, la Universidad Nacional Federico Villarreal,
es la única que propone un Concurso Nacional de Literatura en un idioma autóctono.
Desde su Editorial Universitaria, esta casa superior de estudio convoca todos
los años al Premio Nacional de Novela, Ensayo, Poesía en castellano, y este
premio loable que hoy comentamos. El año anterior (2011) se hizo merecedor del último
galardón, José Antonio Sulca Effio, poeta ayacuchano, autor del Manual quechua (2010), el más didáctico
para aprender la lengua de nuestros ancestros.
¿Por
qué hay la necesidad de seguir haciendo estos concursos? ¿Qué tiene que ver
este concurso bilingüe para que no muera este idioma indígena? Creemos que una
de las formas de resistencia andina, justamente, es este evento de carácter
nacional, y sobre todo, desde un centro académico de estudios superiores que
garantiza su validación. En verdad, cuando muere un idioma es un desastre, una
catástrofe de grandes pérdidas y de dimensiones planetarias.
La humanidad es la que más
pierde cuando muere una lengua, porque con ella se van todos los conocimientos
y la preciada información que viene anillada de generación en generación. Ni
siquiera los cataclismos ecológicos son comparables a los desastres
lingüísticos que hemos tenido en nuestro país, sobre todo, con la pérdida de
las lenguas autóctonas. Entonces, recuperar una lengua es conservar una vida,
muchas vidas, y una cultura tan vital como la Inca.
Cuando
se pierde una lengua se pierde todo el conocimiento ancestral que nuestras antiguas
civilizaciones habían acumulado. Al morir una lengua, lamentablemente, nos
desconectamos con las experiencias de nuestros mayores, quienes encontraron una
mejor orientación no solamente para dominar la naturaleza, sino para entender
que el hombre es un elemento más en esa red de vida, a la cual pertenecemos en
esta tierra. Entonces, este tipo de eventos, como los que hace la Universidad
Nacional Federico Villarreal, en su afán de conservar la lengua quechua, a
través de ese objetivo mayor por armar la Biblioteca de Literatura Quechua, es
un sueño posible de conquistar.
Mientras tanto, el
poemario de José Antonio Sulca Effio, cuya propuesta es un coloquio a todos los
amores, no solo a la mujer, sino a la vida misma en sus pobrezas, en su
esperanza, en la alegría, cara emoción que le cuesta tanto conseguir al hombre
andino. Todo un muestrario de emociones y sentimientos dentro de una poética
auténticamente andina. Aparecen tonos y ritmos populares, resonancias que
tienen su epicentro en la tradición, esa vieja maestra que lo entrega todo a
cambio de nada.
Hay que tener en cuenta
que, la poesía expresa mejor una cultura, una época, un tiempo lingüístico que
hace posible rastrear los eventos discursivos y la riqueza de una lengua. Como nos
hace notar en su poemario José Antonio Sulca Effio: “Apura, chola ingrata, /
lejana lluvia te reclama / para que trences sus esperanzas. / Que voy hacer,
pues, / amarrando mis lágrimas / esperaré tu retorno.”
La edición de este libro,
en su pluralidad de códigos, castellano y quechua, nos da una gran posibilidad
para escuchar y ver los recursos y las estructuras fónicas que tiene este
idioma. Pues la tradición es tradición lingüística, vieja maestra, sabia
reportera, al fin de cuentas, porque en sus canteras están los eventos
discursivos y las costumbres de los pueblos que se renuevan en cada generación.
Por eso celebramos este
gran aporte de la Universidad Nacional Federico Villarreal, a través de su
Editorial Universitaria, por la contribución permanente de los Premios
Nacionales de Literatura, en especial el de la Poesía Quechua a la cultura
peruana. Como todos sabemos, la existencia de escritores, especialmente poetas,
estructuran mejor una lengua, prestigian un idioma, y dan un orden lingüístico
en su afán de hacer resistencia para ir contra la extinción de un idioma.
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