24 sept 2013
Música del maestro Riber Oré para el poema de Carlos Zúñiga Segura y en la cual se inspiró para componer esta estupenda producción que acompaña sus textos en este vídeo.
NOCHE PAMPINA
Noche pampina de velo lúgubre
luces paisajes en quietud de espectros.
Noche pampina sin blanca luna
llena de inmensa desolación.
Noche pampina distante y muda,
llena de ninfas y lotos en flor.
De sueños azules que impía agredes
y hieres secreta el corazón.
Noche pampina refugio de penas,
de jilgueros y torcazas en primavera.
Bajo tu manto los ojos vierten
lágrimas puras de intenso amor.
Noche pampina tatuaje de mi sangre,
hilandera de recuerdos y esperanzas.
En mis horas juveniles canto tu nombre
y que alumbre, la memoria de la vida.
Carlos Zúñiga Segura (Tayacaja) ha publicado los siguientes libros de poesía: Inauguración de la ausencia, Imperio del azar, Hijos del arco iris; Espíritu del violinista, Ángeles en sandalias azules, entre otros títulos.
23 sept 2013
GONZALO MARIATEGUI, Y EL SOLAR DE LOS TRES PATIO
Dimas
Arrieta Espinoza
Un año después de su publicación El solar de los tres patios (Ediciones El Nocedal, 2012), novela de
Gonzalo Mariátegui, su lectura nos convoca a una gran reflexión: el oficio y el
beneficio que deja la literatura en la construcción espiritual de los seres
humanos. Creemos que, en dos mil años con la presencia de la escritura, hemos
avanzado más de lo que en cientos de años el hombre no lo había hecho.
Efectivamente, desde que apareció la
escritura hace más de dos mil años, con la perfección que le dieron los griegos
a los hallazgos encontrados por los fenicios, hacía más de siete mil años, las
ganancias han sido notorias y notables en la evolución de los seres humanos. Largo
ha sido el camino en que las civilizaciones, de distintas y distantes culturas,
se han enriquecido con la inyección propuesta por la escritura, en especial, llevando
imaginación para el crecimiento y desarrollo de la humanidad.
Por eso,
reclamamos y pedimos que los colectivos de la sociedad peruana que discutan y
lean lo que producen sus escritores. No solo es como mirar los espejos de una
realidad virtual, sino entrar a esos campos de la ficción, y ¿qué es la ficción
literaria? No es producto de la fantasía ni la mentira, tampoco es el calco y
la copia de la realidad. No. Simplemente, es la recreación de la realidad. En
eso se ha convertido la literatura en estos últimos dos siglos.
Hay que tener en cuenta que la novela
es un producto nuevo y moderno, nuevo porque dentro de una gran sociedad las
novedades aparecen porque siempre son provocadas por la misma evolución de los
seres humanos. Moderna, porque es un producto de las sociedades desarrolladas o
que están en camino hacia el desarrollo, muestran sus rostros diversos y
desnudan sus interiores de sus fortalezas y debilidades.
Por eso la novela moderna se
intimida, se interioriza en sus extractos sociales para desnudar las falsas
representaciones y quitar las máscaras que nos imponen las modas. La novela
moderna nació en los países que estaban camino a su industrialización y
modernidad. Algunas sociedades se desperezaban de su letargo, y otras ya
mostraban su descomposición a medida que la literatura las exploraba.
Novelas que son confesionarios
colectivos, a pesar de estar escritas por un sujeto que se multiplica y se
desdoble, se hace pueblo y pueblos, ciudad y ciudades, institución e instituciones,
mundos externos o internos a su
realidad, y se convierten en retratos de sociedades que muestran su fealdad:
envidias, codicias, fracasos, sueños por
alcanzar lo que nunca se va a poder llegar a tener. En El solar de los tres patios, Gonzalo Mariátegui, nos pinta con
palabras los campos de la experiencia humana vivida por los artistas en la
“Escuela de Bellas Artes de Lima”, vaivenes cotidianos en una institución
artística.
Dos personajes centrales, llevan los
rieles de la trama: la novela expone hechos exógenos que repercuten en la vida
institucional educativa. La política y sus trampas y salidas dañan la buena
marcha de las instituciones que deben preservar un auténtico comportamiento de
independencia, tanto por su posición formadora y docente, como por capacidad de
generar cultura y desarrollo. Gonzalo Mariátegui señala con puntualidad esos laberintos, que se
manifiestan en los universos de los artistas plásticos.
Esta es la razón de ser por lo que
estamos hablando de un libro de trascendencia e importante para los peruanos
como el que nos ha regalado Gonzalo Mariátegui. No solo este libro está bien
escrito, sino que la novela nos plantea una buena historia, que se interioriza
en uno de los fragmentos de la sociedad peruana, en el mundo de los artistas. Nos
muestra ácidas escenas de conspiraciones, de fatales orgullos e individualismos
que perjudican instituciones, sobre todo, el egoísmo humano que tiende a lo
insensible de lo inhumano.
La elaboración de un libro de arte
verbal, como es la novela, demanda seguir caminos silenciosos, de reflexión, de
conocimiento, de afinar bien el aparto lingüístico para sensibilizar, primero al
propio escritor, y luego buscar el nosotros mismo con el tema, para poder encontrarnos
en las paredes del tiempo que nos permiten mirar lo que ha pasado y nos pasa
con mucha frecuencia. Desde esos planos se recrea los acontecimientos y se
vuelven hechos literarios, un mundo representado que viene hacer los espacios
textuales.
La
construcción de la trama oscila muchas veces en las visiones de Europa a
América, y desde el Perú hacia el arte europeo. Los personajes retratan y son ellos
mismos retratos de la sociedad limeña. Aparecen las costumbres hípicas junto a
los mercaderes del arte y las galerías. Una propuesta desde la literatura,
especialmente desde el género de la novela, para mirar hacia otra orilla
hermana en el arte, como es los universos de la pintura. Una novela que
enriquece la tradición de la narrativa peruana.
Gonzalo
Mariátegui, nos ha entregado una historia contada desde el mismo fogón de la
experiencia artística. Por eso, esta novela no solo queda en la sugerencia,
sino tiene el respaldo de las certezas de escribir lo que se ha vivido en la
intensidad del ejercicio y batalla por lo que más se persiste en esta vida.
20 sept 2013
EDITORIAL UNIVERSITARIA UNFV: LA POESÍA QUECHUA Y “EL PREMIO NACIONAL FEDERICO V...
EDITORIAL UNIVERSITARIA UNFV: LA POESÍA QUECHUA Y “EL PREMIO NACIONAL FEDERICO V...: Dimas Arrieta Espinoza A propósito de la publica...
POÉTICA COMPLETA DE MAGDA PORTAL
Dimas Arrieta Espinoza
Acaba de aparecer el libro
Obra poética completa (Fondo de
Cultura Económica: 2010) de Magda Portal, Edición, prólogo, notas y
cronología por Daniel R. Reedy. Una de
las poetas y mujeres más representativas del siglo pasado, circunscrita su
propuesta dentro de las poéticas experimentales. Notable luchadora social y dirigente política
(Lima, 1900-1989).
Creemos que, es más que un
acierto, lo hecho por la gran editorial mexicana FCE, decidir publicar la obra
completa de María Magdalena Julia Portal Moreno, (Magda Portal), la ciudadana
peruana que por su militancia política sufrió destierros, persecuciones,
sinsabores de la vida que los supo asimilar dotando su poesía de esa atmósfera,
en alianza con un lenguaje nuevo para decir y nombrar las cosas.
Perteneció a una
prodigiosa generación de poetas vanguardistas, estructura mayor donde no solo
se fortalece la tradición de la lírica peruana, sino que hicieron posible que
el idioma castellano se enriqueciera con sus aportes. Nombres como los de César
Vallejo, Enrique Peña Barrenechea, Martín Adán, Xavier Abril, Carlos Oquendo de
Amat, Alejandro Peralta y los Orkopata, entre otros. Formaron la primera
Generación de la poesía peruana que llegó incluso hasta 1940.
Con esta edición se le
hace justicia, y más aún abriendo una librería del FCE, en el centro de Lima
con su nombre y editando este libro. Hermoso gesto teniendo en cuenta que, fue
ella quien “gestionó la Instalación del Fondo de Cultura Económica en Lima, en
1961, y fue su primera Directora-Gerente.” Reconocimiento y justo homenaje que
hoy se le hace a una de las primeras mujeres entregadas a las luchas sociales y
en paralela a la creación literaria.
Como sabemos, empezó su
carrera literaria con el reconocimiento elogioso de José Carlos Mariátegui, quien
convocó los entusiasmos y las expectativas de la crítica de aquel entonces.
Majestuoso auspicio que siempre se le quiso cuestionar al Amauta, pero hoy casi
noventa años después, tomamos conciencia que ha sido acertada su apreciación,
pues es una poética muy distinta a las anteriores y dotada de recursos
expresivos afinados a una nueva lírica.
Desde Ánima absorta (1920-1924, inédito) hasta Vidrios de amor 1923-1924, también inédito), una poética cuya área
temática funciona como círculos concéntricos y la unidad específica de estos
primeros cantos giran en torno a la madre. Ella simboliza la mar, el amar, la
vida misma y el amor sobre todas las cosas. Sin embargo, se intentan diálogos
amorosos, y el sentimiento es como un fuego cruzado: “Que repercuta lejos /
para que lo oigas tú, y todos, todos los que hoy ofende mi silencio” (Pág. 30).
Mientras que, con el libro
Una esperanza i el mar (Lima, 1927),
quizá el mejor poemario y la propuesta mayor trabajada no solamente como unidad
temática, sino como un concierto de temas en un discurso vanguardista.
Nuevamente la mar es el epicentro de las emociones, mosaico de sentimientos,
pensamientos y reflexiones: “Soy un mar porque no hubiera sido un río / Un mar
sin cauces / de verdes alegrías / y de profundas soledades / Un mar abarcador /
de la Vida y de la Muerte / del parten i al que confluyen / todas las fuerzas
de la vida” (Pág. 119).
Una esperanza i el mar, es un poemario que se encuentra
dentro del corpus de los libros clásicos de la Vanguardia Peruana, como lo ha
demostrado la reciente publicación de la Universidad Católica del Perú.
Poemario profundo, cuya arquitectura verbal va a ser insuperable en el
itinerario de nuestra poeta: “Todo viene de ti, Mar, todo viene, / toda vida te
pertenece y por eso soy tuya, / el cielo que te copia y la tierra que te hurta,
/ y el hombre que te teme” (Pág. 155).
Luego vendrán los poemarios, Costa Sur (1945), Constancia del ser (1965), publicados en vida, mientras que, Poesía interdicta, es obra inédita, 1965-1988) y también la sección Poesía a destiempo. Una poética en cuya
naturaleza se hace visible la solidaridad, la sensibilidad social y la lealtad
a los viejos principios.
Creemos que, esta edición
de la Obra poética completa de Magda
Portal, constituye y restituye la presencia de una voz no solo importante, sino
decisiva para la modernidad de la lírica en el Perú.
19 sept 2013
NIEBLA DE LAS PENAS, EN LA POESÍA DE NORA ALARCÓN
Dimas Arrieta Espinoza
En estos tiempos de modernidad y donde se hace a un lado las
humanidades, una doble celebración nos motiva la aparición de un poemario como Malvas (Ediciones Casa tomada: 2013), de
Nora Alarcón. Poeta que en nada nos hace sentir una voz de género, sino es el
sentir y aliento de la poesía, esa fuerza verbal de una vida en cruzada firme
con su realidad.
Por lo
tanto, es un libro de poesía y no un poemario, rectificamos. No es una colección de los mejores poemas de
la autora, que ha escrito en una época y se publican con un título
sobresaliente, no, Malvas es más que
eso. Está ensamblado bajo una unidad temática desde el primer texto hasta el
último. Impactantes imágenes circulan y sugieren cada poema: “Tatuaste el
olvido en un maguey / aparta de mí el viento que nos conduce al torbellino y al
adiós.” (Pág. 12).
Hay que
tener en cuenta que Nora Alarcón (Ayacucho, 1967), anteriormente ha hecho
propuestas poéticas interesantes como Alas
del viento (2000), Alas de soledad
(2005), y Bellas y suicidas (2010), discursos
que han diseñado estos logros, ahora con Malvas,
donde encontramos los derroteros y búsqueda de una voz propia y personal.
Creemos que, ahora la poeta ha encontrado el epicentro en su discurso poético
afinado a su propia identidad cultural y literaria.
La
maduración verbal, en un poeta, es una fruta cuya dulzura se siente y se logra con
el ejercicio de los años. La poeta Nora Alarcón logra con su libro Malvas, disfrutar de esa delicia. Esos
hallazgos idiomáticos de elevar una lengua hacia un altar privilegiado, es
decir, lograr la vigencia y consistencia en el tiempo. Ese privilegio se puede
obtener con el arte mayor que viene a ser la poesía. Como sabemos, lo mejor de
una lengua y de una época se expresa en la
magia de este viejo arte verbal.
Encuentros que potencian el idioma y
fortalecen una tradición lírica como la peruana. El lenguaje, objeto y esencia
de la poesía, recurre y conquista tamañas empresas, emprende proyectos verbales
que singularizan una época, con sus tonos, con sus ritmos, que obedecen a esa
buena madriguera verbal de un tiempo. El ejemplo más preciso lo apreciamos, con
la publicación del libro Poetas peruanas
de antología (Mascapaycha Editores 2009), del crítico literario Ricardo
González Vigil, con más de 660 páginas y
con una visión completa de la producción lírica hecha por mujeres en el Perú.
Con estos antecedentes, la propuesta
de Nora Alarcón, responde a una poética de su tiempo, a sus vivencias y
experiencias exprimidas de los de las oscuras épocas que le ha tocado vivir:
“Allí yacerán mis huesos marcados por los gemidos, inundados / por su tromba de
amor. / Hasta que se liberen los aromas de los jazmines” (Pág. 28). Hay versos
cuya fuerza significativa y sus compromisos no están en los enunciados
explícitos, sino en la provocadora sugerencia de un mundo implícito.
Está su pueblo, sus paisajes,
(Ayacucho), la presencia de su padre (el Morochuco), como un diapasón que
administra los tonos de cada texto en el libro. Se despiden ciertas nostalgias,
el pasado que solo sirve de un aviso y referente para que no vuelva a su
destino.
“En Ayacucho y sus calles yo tenía
ganas de fundirme
con el calor o las palabras.
Devoré los poemas como las codornices
los pétalos
de los geranios.
Recorrí muchos kilómetros sentada en
una cabuya.
Solo para tenerte.
Al final de este tránsito llegué
adonde las nubes se juntan y disuelven.” (Pág. 23).
Pero en todos los discursos está el amor, con diversos
rostros de lo que fueron y son camino hacia el olvido. Por momentos es un libro
duro, pero libertado en la esperanza, en un nuevo día alumbrado por el sol de
la armonía. La tierra y los cielos ayacuchanos se dan cita en esta poética, a
puro viento se hacen notar esas presencia únicas.
Los referentes regionales, los andes,
el pueblo donde se desarrolló toda una infancia, se sienten hoy más que nunca y
tienen presencia en este libro de poemas. Se suelda cuentas, se pacifican viejas
heridas, se perdonan los sinsabores nacidos en las adolescencias porque son:
“Niebla de las penas más duras,
oculta de mí el abismo
de su ausencia.
Déjame soñar con las rosas de las
lápidas.
Ayúdame a recordar mi propia muerte
en tus ojos.
Yo lo adoraba, niebla mía, pero mi
amor fue derrumbado
por la lluvia de su sonrisa suspendida que asfixia y parte.
Se fue con las calandrias y se
convirtió en cenizas.
Ahora el polvo es su refugio.” (Pág. 27).
Por eso celebramos este libro de poemas, porque en todos sus
textos se buscan nuevas imágenes en viejos tópicos.
18 sept 2013
LA POESÍA QUECHUA Y “EL PREMIO NACIONAL FEDERICO VILLARREAL”
Dimas
Arrieta Espinoza
A propósito de la publicación CHIRAPA WIPI (Arco iris de lágrimas),
Edición Universidad Nacional Federico
Villarreal 2012, de José Antonio Sulca Effio, Premio Nacional de Literatura
Poesía Quechua 2011, que aparece en una impecable Edición Bilingüe. Es
necesario resaltar la contribución que enaltece a esta institución
académica.
En
toda el área de los países andinos, la Universidad Nacional Federico Villarreal,
es la única que propone un Concurso Nacional de Literatura en un idioma autóctono.
Desde su Editorial Universitaria, esta casa superior de estudio convoca todos
los años al Premio Nacional de Novela, Ensayo, Poesía en castellano, y este
premio loable que hoy comentamos. El año anterior (2011) se hizo merecedor del último
galardón, José Antonio Sulca Effio, poeta ayacuchano, autor del Manual quechua (2010), el más didáctico
para aprender la lengua de nuestros ancestros.
¿Por
qué hay la necesidad de seguir haciendo estos concursos? ¿Qué tiene que ver
este concurso bilingüe para que no muera este idioma indígena? Creemos que una
de las formas de resistencia andina, justamente, es este evento de carácter
nacional, y sobre todo, desde un centro académico de estudios superiores que
garantiza su validación. En verdad, cuando muere un idioma es un desastre, una
catástrofe de grandes pérdidas y de dimensiones planetarias.
La humanidad es la que más
pierde cuando muere una lengua, porque con ella se van todos los conocimientos
y la preciada información que viene anillada de generación en generación. Ni
siquiera los cataclismos ecológicos son comparables a los desastres
lingüísticos que hemos tenido en nuestro país, sobre todo, con la pérdida de
las lenguas autóctonas. Entonces, recuperar una lengua es conservar una vida,
muchas vidas, y una cultura tan vital como la Inca.
Cuando
se pierde una lengua se pierde todo el conocimiento ancestral que nuestras antiguas
civilizaciones habían acumulado. Al morir una lengua, lamentablemente, nos
desconectamos con las experiencias de nuestros mayores, quienes encontraron una
mejor orientación no solamente para dominar la naturaleza, sino para entender
que el hombre es un elemento más en esa red de vida, a la cual pertenecemos en
esta tierra. Entonces, este tipo de eventos, como los que hace la Universidad
Nacional Federico Villarreal, en su afán de conservar la lengua quechua, a
través de ese objetivo mayor por armar la Biblioteca de Literatura Quechua, es
un sueño posible de conquistar.
Mientras tanto, el
poemario de José Antonio Sulca Effio, cuya propuesta es un coloquio a todos los
amores, no solo a la mujer, sino a la vida misma en sus pobrezas, en su
esperanza, en la alegría, cara emoción que le cuesta tanto conseguir al hombre
andino. Todo un muestrario de emociones y sentimientos dentro de una poética
auténticamente andina. Aparecen tonos y ritmos populares, resonancias que
tienen su epicentro en la tradición, esa vieja maestra que lo entrega todo a
cambio de nada.
Hay que tener en cuenta
que, la poesía expresa mejor una cultura, una época, un tiempo lingüístico que
hace posible rastrear los eventos discursivos y la riqueza de una lengua. Como nos
hace notar en su poemario José Antonio Sulca Effio: “Apura, chola ingrata, /
lejana lluvia te reclama / para que trences sus esperanzas. / Que voy hacer,
pues, / amarrando mis lágrimas / esperaré tu retorno.”
La edición de este libro,
en su pluralidad de códigos, castellano y quechua, nos da una gran posibilidad
para escuchar y ver los recursos y las estructuras fónicas que tiene este
idioma. Pues la tradición es tradición lingüística, vieja maestra, sabia
reportera, al fin de cuentas, porque en sus canteras están los eventos
discursivos y las costumbres de los pueblos que se renuevan en cada generación.
Por eso celebramos este
gran aporte de la Universidad Nacional Federico Villarreal, a través de su
Editorial Universitaria, por la contribución permanente de los Premios
Nacionales de Literatura, en especial el de la Poesía Quechua a la cultura
peruana. Como todos sabemos, la existencia de escritores, especialmente poetas,
estructuran mejor una lengua, prestigian un idioma, y dan un orden lingüístico
en su afán de hacer resistencia para ir contra la extinción de un idioma.
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